Budismo liberado o Los Diez Toros del Zen.

Los diez toros del Zen
Los diez toros del Zen: Regresando al mercado.
En el siglo XXII un maestro zen chino: Kakuan, retomó ocho dibujos taoistas y los dibujó nuevamente añadiendo dos más a la serie, y he aquí lo interesante de esta metáfora sobre la búsqueda. Según la interpretación taoista tal y como indica Osho en su excelente libro "La Búsqueda. Charlas sobre los Diez Toros del Zen", "...cuando se realiza un viaje interior y se medita " Se abandona el mundo, se renuncia al mundo; no solo al mundo, se renuncia a la mente, porque la mente es la causa del mundo en su totalidad  El mundo de los deseos, el mundo de las posesiones, no es más que la parte exterior. La parte interior es la mente: la mente deseosa, la mente lasciva, la mente celosa, competitiva, la mente plagada de pensamientos; esas es la semilla. Se renuncia a lo exterior, se renuncia a lo interior, uno se vuelve vacío, en eso consiste la meditación. ... Pero ¿es ese el fin? Las pinturas taoistas terminaban con la nada. Kakuan dice que esto no es el fin, hay que volver la mundo, hay que volver a la plaza del mercado, solo entonces se completa el círculo" (p18)

Aquí encuentro al budismo que me gusta, ese que no se aísla en los monasterios y templos, que no convierte la vida monástica en la única opción y porque no al budismo comprometido, no al anestesiado y ajeno de todo lo "humano".

En estos dos últimos dibujos Kakuan plantea la vuelta al mundo, un paso más allá del taoismo y el budismo en muchas de sus escuelas, un camino de vuelta a la "realidad" con el efecto de la liberación, un camino a compartir la "experiencia" de la iluminación  del vaciamiento, de la desidentificación y todo lo que el budismo puede aportar a quienes realizan todo el recorrido.

Como apunta Osho en el libro ya referido más arriba, Kakuan dice que el buscador regresa de su búsqueda del toro, con una botella de vino : " se vuelve embriagado de lo divino. Uno no se dedica únicamente a estar en silencio, una baila, canta, se vuelve creativo. Lo único que se hace no es escapar y esconderse en una cueva. En ese momento se es tan libre que no hace falta esconderse en ningún lado. En ese momento la libertad es la cualidad de uno. El mundo se convierte en una nueva aventura. Se completa el círculo: del mundo al mundo; empezando en el mercado y terminando de nuevo en el mercado. Por supuesto, totalmente diferente, porque ahora no tienes mente, de manera que el mercado es tan hermoso para ti como los silenciosos Himalayas, no hay ninguna diferencia." (p21)

Siguiendo a Buda, este es el camino del Bodhisattva, de esos que hacen de su iluminación y liberación un camino hacia los demás, de ayuda y éxtasis compartido.

Será por ello que un maestro como Ikkyu se convirtió en un símbolo de la irreverencia, ya lo trataremos en otro momento, pero traigamos aquí uno de sus haikus especialmente ilustrativos, grosero, mundano, recordando los olores del mercado y la vida en sí..... "Tanto koan te enseñará el camino, pero no al rico coñito de muchacha al que yo me dirijo".




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